miércoles, 11 de junio de 2008

El proyecto de Cristobal Colon


Parecen indudablemente relacionados con las ideas que el humanista florentino Paolo del Pozzo Toscanelli participó, primero verbalmente y luego a través de una extensa carta, a Fernando Martins, canónigo de Lisboa y muy allegado al rey. Esta carta contiene ya el proyecto colombino. Parte éste de un supuesto cierto (la esfericidad de la tierra) y dos grandes errores: Creer mucho más extendidas las tierras del continente euroasiático, en el sentido de los paralelos, y, por tanto, mucho más breve el espacio marítimo entre costa y costa. Una medida equivocada del grado ecuatorial, que haría mucho más reducido el diámetro terrestre de lo que es en realidad. Pero, en esencia, la teoría de Toscanelli es la de Colón: la facilidad de alcanzar el oriente (el gran foco del mercado de las especias) navegando hacia occidente. Ofreció Colón su proyecto a Juan II de Portugal; el rey lo sometió a una junta de técnicos, presidida por Diego Ortiz de Calzadilla, obispo de Ceuta: ésta lo rechazó, con buen fundamento. Es posible que Juan II intentase, sin embargo, poner en práctica la idea, enviando, a espaldas del genovés, una expedición que no tuvo éxito. De aquí que Colón, disgustado, decidiese salir de Lisboa y acudir a la vecina corte de Castilla; su esposa había muerto, y el abandono de sus antiguos negocios le había creado una situación económica difícil, que compartía con su hermano Bartolomé. Colón entró en contacto, primero con los miembros del consejo real, y luego directamente con los reyes, quienes, como había hecho Juan II, sometieron el proyecto a una junta (la llamada “Junta de Salamanca”); por las mismas razones que en Portugal, también en Castilla fue rechazado por los técnicos (1487). Pero Isabel no desechó la idea: realmente, la ruta a oriente por occidente abría una remota posibilidad de expansión a Castilla. Sin embargo, hasta 1492, ya ultimada la guerra de Granada, no serían firmadas las capitulaciones de Santa Fe (17 abril), no sin dificultades e incluso con un rompimiento motivado por las exigencias de Colón, que ya anteriormente, en 1491, desalentado, había querido abandonar Castilla y acudir al rey de Francia, determinación de la que le disuadieron, en La Rábida, fray Antonio de Marchena y fray Juan Pérez. Pero, en definitiva, obtuvo en estas capitulaciones los títulos de virrey y almirante y los derechos sobre la décima parte de cuanto se obtuviese en las tierras alcanzadas



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